¿Quién eres? ¿Cómo eres? ¿Dónde estás? ¿Qué quieres de mí? ¿Hablas? ¿Callas? Podría hacer preguntas y más preguntas, y cada respuesta me parecería pobre, incompleta, insuficiente… A veces pienso que podías habérnoslo puesto un poco más fácil, podías hablar de modo más claro, hacerte presente sin dar espacio a la duda, o revelarte con claridad, por aquello de que definitivamente entendiésemos el evangelio. Sí, claro, decimos desde la fe que al final lo entenderemos todo, te veremos cara a cara, y todo eso. Pero, como decía Don Quijote a Sancho, «largo me lo fiáis…» Hay ocasiones en que me enerva tanto Misterio…

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Nunca te conozco del todo
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Mi corazón te dice: «Yo busco tu rostro, Señor, no me ocultes tu rostro.» (Sal 27, 8)

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Esta es la primera lección importante. No recuerdo cuándo la aprendí, pero alguna vez me di cuenta de que el Dios al que rezaba de pequeño no bastaba. Y tampoco bastaban las respuestas un poco temerarias del adolescente que creía saberlo todo. Alguna vez te das cuenta de cuánto ignoras acerca de Dios. Entonces toca empezar a preguntar de qué va eso del amor. Y la cruz. Y lo de ser hermanos. Y lo de dar la vida. Y por cada respuesta que uno intuye brotan mil nuevas cuestiones. Entonces te preguntas por qué hay mal (y descubres que se lo ha preguntado tanta gente a lo largo de los siglos). O intentas entender eso del perdón, y de las bienaventuranzas… Pero es todo tan distinto a lo que vivo a diario. Tan distinto a lo que veo en torno, que me cuesta entenderte, Dios.

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• ¿Qué conozco de Dios? ¿En qué dudo? ¿Qué siento? ¿Qué intuyo? ¿Qué me inquieta?
• ¿Soy capaz de buscar respuestas o lo de la fe lo vivo con inercia?

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Misterio universal (fragmentos)

La pregunta del ateo,
la oración del creyente,
un amor en crecimiento,
un relato que se agota,
se encuentran un día
con el silencio,
como única respuesta
del misterio.
Cuando no soportamos
el silencio del misterio,
convertimos impacientes
la cruz en espada,
y la media luna en alfanje;
comparamos el agua del Jordán
con la del Ganges
para abluciones rituales,
y apretamos el catecismo
como un pasaporte exclusivo.
Cuando no soportamos
el silencio del misterio,
no permitimos gestaciones
en la noche
en lo diferente,
y abortamos
preguntas y oraciones,
amores y relatos.
Pero toda pregunta humana,
toda inquietud verdadera,
tenga el color que tenga,
es una siembra
en el silencio…

…Desde el misterio
brotará a su hora exacta
un alimento para todos…

(Benjamín González Buelta, sj)

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Y encima me descolocas
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«¿Por qué, Señor, te quedas lejos, y te me escondes en los momentos de peligro?» (Sal 10,1)

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Cuando creo tenerte bien controlado. Cuando creo que ya sé de qué va tu evangelio. Cuando siento que mi vida, más o menos, va encontrando su lugar. Y algo ocurre y de nuevo me doy cuenta de que he entendido muy poco, he respondido muy poco y necesito seguir buscando. Cuando quiero llevar las riendas tú me las quitas. Cuando quiero dejarme llevar, me urges a dar pasos. A veces rezo y no estás por ninguna parte, y otras, cuando ni te estaba buscando, apareces. ¿Juegas conmigo o es que toca aceptar que desbordas un poco? Y, sin embargo, prefiero seguir buscándote que ignorarte. Prefiero que estés en mi vida, aunque sea de esta manera, a convertirte en una imagen hueca. Prefiero tu amor difícil que una presencia vacía. Pero hazte un poco fuerte en mi vida…

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• ¿Qué es lo que más me cuesta aceptar de Dios?
• ¿Qué es lo que más me descoloca de vivir la fe?

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Realidad

El silencio inunda ahora nuestro espacio
y hay momentos que me canso de esperar
tu palabra, tu presencia, un …”te quiero”
el Misterio se hace duro de pelar

La gaviota que surcaba al vuelo el cielo
con la esperanza de llegar al más allá
al horizonte que marcaban los deseos
ha chocado frente a frente
con la cruda realidad.

TU NO ERES QUIEN PENSABA
¿Y QUIEN SOY YO
PARA ENCERRARTE EN UNA IDEA?
HAS ROTO TODOS MIS ESQUEMAS,
OH SEÑOR
Y ME HE QUEDADO EN LA TINIEBLA.
TIRA TU MIS MUROS,
ROMPE MIS CADENAS
PON TUS DEDOS EN MIS OJOS
Y CURA MI CEGUERA
COGEME LAS MANOS
Y ALZA MI CABEZA
DEJA QUE TOQUE TU MANTO
Y SANA MI MISERIA

La sonrisa de los niños de la calle
la esperanza del anciano al despertar un día más
La grandeza de los mares, y un detalle.
Donde antes te encontraba ya no estás

Sé que no eres el culpable ni es bastante
cobijarme hasta que amaine el temporal
que la duda no la cura un instante
pero sabes que sin ti no sé volar.

(Ain Karem, “Descálzate”)

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Dios misterioso Imagen 1
Imagen 3
Dios misterioso Imagen 1
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